viernes, 29 de julio de 2011

AFROCUBISM @ Madrid


Ayer fui a la Puerta del Ángel- léase ayer fui al fin del mundo, ayer necesité el pasaporte, ayer cogí el METRO- lee lo que quieras. Ayer crucé fronteras que me disgustan sobremanera para ir a ver un concierto, eso dice mucho de mi interés en el mismo. Ayer fui a ver AFROCUBISM.

El caso es que iba a ver un concierto por el que había pagado y todo como dos meses antes por internet y tal, nótese mi angustia por el hecho de quedarme sin entradas. Vamos, que quería ir,a muerte.

El concierto me encantó pero a niveles estratosféricos, qué saber estar, qué base rítmica, qué gente más divertida y más feliz de hacer lo que hace, y eso que había momentos tocones de esos que yo ODIO A MUERTE y que la peña adora y se pone como si estuviese viendo a Van Halen y NO. No entender el momento tocón, me desquicia. Yo opino que en general nadie debería hacer momento tocón: p´arriba, p´abajo, mira qué rápido van mis deditos morcillones por los trastes o como se llamen, mira cómo me arrebato con las congas. No, músicos: dejad el momento tocón, no agrada al respetable más respetable y genera confusión, al final se arrancan a poner cuernos y soltar alaridos los que llevan sandalias, bermuda sahariana llena de bolsillos para drogas de diversos tamaños y una camiseta de The Who, ese estilismo madrileños veraniegos por el mundo quiebra-cerebros. También se estila la variante camiseta de Los Ramones igualmente destroza-entrañas. Y no entienden nada esas personas. BASTA YA. NUNCA MAIS.

Lo peor: el público. Señoras o señoritas entradas en años como nórdicas o de secretariado internacional y negros que iban de "soy negro" para ligarse a las susodichas, rollo "mira cómo me muevo, es que llevo el ritmo en la sangre como todos los de mi color -el negro- como ya te habrás enterado por los medios, chatunga, eh". También había ricos herederos blancos (bueno, blancos antes del moreno yate anaranjado propio de estas fechas tan señaladas), ex-blancos gordos y feos intentando hacerse amigos del camello poligonero de turno amigo de una de seguridad que entró gratis y movía el cucu en primera fila deseoso de que saliera Bisbal. No entendía nada nuestro héroe de extrarradio pero el pijo estaba desatado, le hablaba de todo, ávido de farlopa gratis, de las fincas de plantas de caña de azúcar de su padre, de no se qué de mucho ron que era suyo, que tengo mucho- decía nuestro pijo gordo de tez anaranjada antes blanca- y se derretía de gozo hablándole al camello de segunda B de su súpercasa enfrente del Palacio Real que se veía desde la Puerta del Ángel, ese crisol de clases sociales ya desde hoy. Daría un pie de cerdo por saber qué está pasando ahora en esa casaza de privilegiadas vistas y cargamentos de ron propios de un mini dictador caribeño aquí y ahora. Tenía que haberme unido a la conversación. Siempre me pierdo lo mejor, por siesa.

Lo mejor de la noche en la Puerta del Ángel: el grupo, los de Mali y los de Cuba, Elíades Ochoa y el Grupo Patria, siento no escribir los nombres de los de Mali pero son muy difíciles, la voy a cagar sí o sí. Y paso. Fue como una sesión de Larry Levan en directo, con músicos, muy fuerte, la historia de la música de baile de finales del siglo XX y principios del XXI en un concierto. Faltaban ESG por ahí y ya, así te lo digo.

Lo más divertido en la Puerta: los guiris muy fucsias de piel después de una caminata por la Gran Vía sin protección solar 100 intentando BAILAR, como con mucho arte, así, moviendo la pierna, moviendo el pie, moviendo la tibia y el peroné. Os podéis imaginar el cuadro flamenco perfectamente. Risas.

No hay vídeos de ayer pero sí de antes. Una cosa: en un año se nota la evolución a muchísimo mejor. Pido desde aquí que toquen mínimo tres veces al año en Madrid, más que nada por seguir disfrutando de la evolución de la mezcla explosiva y de mis nuevos ídolos: pijo gordo naranja, profesional independiente violento enfarlopado y guiri sabrosón amigable. Desde aquí: os quiero.

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